martes, 29 de marzo de 2011

Acúfenos: Sección Acufenos en los medios

Lo que hay que oír.



Aunque muchas veces es pasado por alto, controlar la salud auditiva es tan importante como cualquier otro chequeo médico.

Los expertos advierten que la pérdida de la audición trae consigo consecuencias que deterioran de forma significativa la calidad de vida y sus alcances llegan más lejos que lo pensado.  





Por Agustina Sucri 

¿Le molestan los ruidos de la calle? ¿Escucha pero no comprende lo que dicen en la radio o la televisión? ¿Le cuesta comprender las conversaciones? ¿Le cuesta mantener una conversación telefónica? ¿Escucha música a muy alto volumen? ¿Está expuesto muchas horas a trabajos ruidosos? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es sí, es un buen momento para consultar a un especialista en audición.

Si bien la progresiva pérdida de la capacidad auditiva es un proceso fisiológico que acompaña el envejecimiento a partir de los 30 años, existen diversos factores que pueden adelantar o acelerar esa pérdida.
Algunas de las causas de deterioro auditivo más frecuentes son la exposición prolongada a ruidos intensos en la calle, el hogar o el trabajo; el uso de aparatos de reproducción de música a volúmenes muy altos; y pararse al lado de los parlantes en los boliches.

Los acúfenos (sensación de zumbido o ruidos en los oídos) son los primeros síntomas que suelen aparecer por exposición al ruido, seguidos por la no comprensión del mensaje.

Se trata de dos signos de alerta a los que debe prestarse atención para realizar una consulta médica oportuna. Así lo explicó en una entrevista con La Prensa la licenciada Silvia Caponetto, jefa de Fonoaudiología del Hospital de Clínicas José de San Martín y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

"Dado que vivimos en una ciudad muy ruidosa, donde hay demasiados sonidos altos todo el tiempo, creemos estar acostumbrados y que es normal, pero sin embargo estos ruidos fuertes provocan problemas a nivel de la comprensión, causan zumbidos o ruidos -acúfenos- y cierta irritabilidad" , remarcó la especialista.

La gravedad de estar expuestos a estos ruidos de forma cotidiana reside en que pueden generar trastornos  no sólo transitorios sino también permanentes y esto se debe a que ciertos ruidos lesionan las células cilíadas, delicadas estructuras del oído interno encargadas de recepcionar los sonidos y enviar el mensaje al cerebro.

- ¿Hay en la sociedad una progresiva pérdida de la audición?

- A partir de los 30 años uno pierde aproximadamente un decibel por año, hay un deterioro degenerativo fisiológico que se da de manera natural. Sin embargo, muchos de los nuevos hábitos de vida y la contaminación auditiva contribuyen a que se haya adelantado el momento de inicio de esta pérdida natural de la audición.

Hace muchos años los controles auditivos a gente joven de entre 18 y 25 años demostraban que no tenían pérdida de la audición; pero los últimos controles que hicimos muestran que los jóvenes en ese mismo rango etario ya presentan pequeñas pérdidas de la audición.

- ¿A partir de qué edad se comienza a advertir la pérdida de la audición?

- Se empieza a notar a partir de los 45 a 50 años. De todas formas, depende mucho de cada persona. Hay adultos mayores que tienen una audición fantástica. Hay muchos factores que entran en juego, además de la exposición a los ruidos hay un componente genético.

DIAGNOSTICO NECESARIO

- ¿Qué estudios deben realizarse para detectar una pérdida de la audición?

- Hacemos audiometría tonal, logoaudiometría, impedanciometría y timpanometría. Son las cuatro pruebas básicas. A partir de ahí se hacen otros. En la campaña vamos a hacer un "screening auditivo", que nos permite detectar qué trastornos de audición hay, sobre todo en las frecuencias agudas. 

- ¿Cuáles son las consecuencias de no oír bien y no consultar a un profesional?

- Las consecuencias son que no llega la información al sistema nervioso central (cerebro) y las personas se empiezan a aislar porque no escuchan lo que sucede a su alrededor... van a un restaurante y no escuchan la mitad de la conversación. Pero muchos de los adultos mayores no se quieren poner audífono porque dicen que los demás hablan mal.

En realidad son ellos, que no comprenden que el audífono es igual de necesario que un par de anteojos a partir de una determinada edad. Esto es muy importante para la interacción neuronal, para estar conectados, para estar despiertos y enganchados con el medio, sino se pierden la televisión, la radio y un montón de cosas.

- ¿Por lo tanto mantener una buena audición también ayuda a prevenir o retrasar ciertas enfermedades neurodegenerativas?

- Exactamente. Por eso realizamos en el Hospital de Clínicas la campaña de controles auditivos para personas de entre 14 y 40 años, porque salvo que tengan algo muy evidente, no vienen a consultar. Y la detección precoz es fundamental.

- ¿Existen otras alternativas además de los audífonos para contrarrestar los efectos de la pérdida de la audición?

- Sí, hay entrenamiento auditivo. Esto brinda al paciente pistas para llegar a comprender mejor el mensaje. Esto se hace en gente grande para darle un mayor confort y comunicación.

COMO PROTEGERSE

- ¿Cómo nos podemos proteger de los ruidos urbanos?

- Para eso habría que hacer una campaña contra la contaminación auditiva. Hace algunos años se hizo un estudio en Santa Fe y Juan B. Justo, donde se tomó con un decibelímetro la intensidad del ruido, y arrojó que alcanzaba los 110 decibeles. 

Es una exposición al ruido muy alta porque entre 80 y 85 decibeles ya es lesionante. Esta misma situación se repite en muchas otras esquinas porteñas, por lo que son necesarias medidas tendientes a disminuir el ruido urbano.

- ¿Cuál es el volumen indicado para escuchar música o ver la televisión?

- Algunos dispositivos, como los MP3s, MP4 y ciertos teléfonos celulares traen incorporado un aviso cuando se supera el volumen máximo que puede soportar el oído sin sufrir lesiones. 

De modo que es conveniente prestar atención a ese tipo de avisos y no traspasar esos límites.

Ciencia y Salud Lo que hay que oír 27.03.2011 |
Fuente: Diario La Prensa. Buenos Aires. Argentina.

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