sábado, 21 de mayo de 2011

Acúfenos: ¿Por qué algunas personas son más vulnerables a presentar acúfenos que otros?

Los Acúfenos o zumbidos en los oídos: ¿Qué sucede cuando la inhibición cerebral se altera?

¿Por qué algunas personas con pérdida auditiva desarrollan acúfenos? - un zumbido en la cabeza o zumbidos en los oídos en ausencia de cualquier sonido real y otros no, esta pregunta ha intrigado a los científicos durante años.

Casi todos los casos de acúfenos están precedidos por una pérdida de audición como consecuencia de daño al oído interno por envejecimiento, lesiones o exposición prolongada a ruidos fuertes, pero los expertos estiman que sólo un tercio de las personas con pérdida auditiva han de desarrollar acúfenos.

Eso equivale a casi 23 millones de estadounidenses adultos cada año en los Estados Unidos.

Los investigadores financiados por una subvención/para un objetivo predeterminado del NIDCD (Instituto Nacional de la Sordera y Otros Desórdenes de la Comunicación) (EEUU) y de la American Recovery and Reinvestment Act (ARRA) (Acta para la Recuperación y Reinversión Americana) Sugieren una nueva teoría para explicar por qué algunas personas son más vulnerables a padecer acúfenos que otros.

Proponen que el sistema límbico - una red conectada de estructuras del cerebro implicadas en la emoción, el comportamiento y la memoria a largo plazo - actúa como un guardián para impedir que la señal del zumbido llegue a la corteza auditiva, la parte del cerebro donde se realiza nuestra percepción consciente de los sonidos.

En las personas con acúfenos, sugieren, este control se ha roto. Sus hallazgos se publican en la edición del 13 de enero 2011, de "Neuron".

Josef Rauschecker, Ph.D., Doctor en Ciencias, y sus colegas del Departamento de Neurociencias, División de Audiología y del Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad de Georgetown han utilizado el dinero de la subvención de la ARRA para investigar más profundamente algo que ya había sido descripto previamente en estudios de imágenes de de la porción anterior del cerebro.

Se había observado en las personas con acúfenos una pérdida significativa del volumen de la corteza prefrontal medial (CPM), una zona situada en el lóbulo frontal del cerebro,



El hallazgo fue interesante porque esta no es un área del cerebro que procese el sonido, pero es un área que tiene el potencial de modular información sensorial,tanto sonora como de otros sentidos, debido a su íntima conexión con estructuras clave del sistema límbico.

La pérdida de tejido en esta área en particular era una característica destacada y desconcertánte en los pacientes con acúfenos , pero tambíen se habían observado otros cambios en otras estructuras asociadas con el sistema límbico en las personas con acúfenos.

Los investigadores anteriores habían tendido a interpretar la participación del sistema límbico como un reflejo de la reacción emocional ante el sonido del acúfeno.

La depresión que a menudo acompaña a los acúfenos (y que tiene raíces profundas en el sistema límbico) era vista como una reacción normal a una situación inquietante que no cesaba en el tiempo.

El Dr. Rauschecker y sus colegas, sin embargo, pensaron que algo más podría estar sucediendo.

“Tal vez el daño que vimos en esta área asociada con el sistema límbico no era en si misma la causa inicial del acúfeno, pero era ciértamente parte de su causa”.

"Lo que nos preguntamos," dice el Dr. Rauschecker, fue que si supuestamente estas estructuras cerebrales eran parte de un sistema de supresión de ruido, en los pacientes con acúfenos algo había funcionado mal"

La mayoría de los investigadores coinciden en que el acúfeno se inicia como consecuencia del intento del cerebro de recuperar la capacidad de oír aquellas frecuencias de sonido perdidas por cualquier daño en la via auditiva, utilizando el mecanismo de utilizar las señales de sonido de frecuencias vecinas y reconvertirlas en las perdidas.

En el modelo propuesto por el Dr. Rauschecker y sus colegas, el lugar crítico para determinar si estas nuevas señales de hiperactividad-los acúfenos-finalmente se percibe, es en el lugar donde los sistemas auditivo y límbico interactúan.


La información sensorial ingresa tanto al sistema auditivo como al sistema límbico a través del núcleo geniculado medial (GNM), una masa oval pequeña que sobresale ligeramente de la parte inferior del tálamo, este ultimo es una gran estructura de dos lóbulos situada profundamente debajo de la corteza cerebral.

Antes que la señal sonora pueda viajar, sin embargo, pasa a través de otra estructura cercana llamada el núcleo reticular del tálamo (TRN), que evalúa si el sonido debe o no ser transmitido. "Funciona como en la vida cotidiana", dice el Dr. Rauschecker. "existen un montón de ruidos no deseados a los que no queremos prestar atención y que queremos filtrar." Si se decide que un sonido determinado es una señal no deseada, la TRN retroalimenta la información al GNM y aparece la orden de no transmitir más. Ese sonido no va a viajar a la corteza auditiva.

Así es como, en un sistema límbico sano, una señal de acúfeno se detiene en los circuitos nerviosos a nivel límbico.

La pregunta sigue siendo, entonces, ¿que está sucediendo en las personas que oyen la señal auditiva del acúfeno?.

El Dr. Rauschecker y sus investigadores piensan que hay una pista posible en la pérdida de volumen en el mPFCs de las personas con acúfenos.

Esta es una estructura que se proyecta hacia y activa la TRN. Si la pérdida de volumen se puede interpretar como una pérdida de neuronas, el CPM no va a hacer su trabajo con eficacia y tampoco lo hará la TRN.

Esto significa que será mucho menos éxitoso en la supresión de las señales no deseadas (acúfenos) y los pacientes comenzarán a escuchar un zumbido en sus oídos.

Los fondos de ARRA apoyaron además la investigación de imagenes adicionales y revelaron además hiperactividad en otra estructura límbica-el núcleo Accumbens, que aparece como tratando de compensar la pérdida de actividad de otras partes del sistema límbico.

Esta es una evidencia adicional para apoyar el modelo que el Dr. Rauschecker y sus colegas proponen.

Aunque estos resultados aún no son capaces definitivamente de decirnos cómo y por qué el acúfeno ocurre en algunas personas y no en otras, les brindan a los investigadores una nueva dirección para explorar donde se procesa la señal del acúfeno en el cerebro y donde podría ser detenido.

Algunas personas con pérdida auditiva pueden desarrollar Acúfenos debido a variaciones genéticas en los neurotransmisores que activan el sistema límbico, como la serotonina, lo que las hace más vulnerables.

Los hallazgos también podrían explicar por qué la incidencia de la depresión en personas con Acúfenos es más del doble del promedio nacional: las dos condiciones derivan de un mal funcionamiento en las mismas áreas del cerebro.

Si esto es así, los antidepresivos comúnmente utilizados, que aumentan la actividad de la serotonina en áreas límbicas podrían ser una herramienta para incrementar la acción de los centros que controlan el sistema de filtro para los Acúfenos y también para el tratamiento de la depresión que los acompaña.

"Este es un gran ejemplo de cómo los fondos de ARRA se han utilizado para acelerar la investigación en un área que podría proporcionar grandes beneficios a las personas que sufren de Acúfenos", dice Roger Miller, Ph.D., director del programa en el NIDCD. "Es exactamente la forma en que se pretende utilizar el dinero de ARRA para el bien público."

Fuente: NIDCD Instituto Nacional de la Sordera y Otros Desórdenes de la Comunicación (EEUU) 03 2011

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