HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La
hipertensión arterial o presión alta es un síndrome donde los síntomas
más habituales son dolor de cabeza, mareo, zumbidos de oídos, sensación
de falta de aire, dolor en el pecho.
Los signos son, por supuesto, la elevación de la presión arterial y ocasionalmente el paciente acude al médico por una pequeña hemorragia en un ojo.
El síndrome hipertensivo se presenta aproximadamente en un 30 por ciento de la población enferma; la mayoría de los hipertensos no tiene manifestaciones clínicas, por ello se ha llamado el enemigo silencioso.
El diagnóstico es relativamente fácil: midiendo la presión arterial. La toma de presión es un procedimiento sencillo pero a menudo no se realiza correctamente.
En La Laguna padecen hipertensión arterial el 40 por ciento de los adultos. Este fenómeno se incrementa con la edad. Aunque cada vez se presenta a edades más tempranas.
En la mayoría de los casos se desconoce la causa, pero se han demostrado factores renales y hormonales relacionados con componentes hereditarios.
Otros, dependen del estilo de vida del paciente: sobrepeso, falta de ejercicio, exceso en el consumo de sal, ingesta de cafeína y alcohol, estrés cotidiano, uso de ciertos medicamentos y hasta situaciones poco mencionadas como el clima (el frío es un detonante importante), infecciones urinarias e incluso el viajar a lugares situados muy elevado sobre el nivel del mar.
Es importante destacar que se ha descubierto una estrecha relación entre la presión alta y la diabetes, al grado que para muchos investigadores pudiera tratarse de la misma enfermedad, debido a la asociación habitual de estas dos enfermedades.
También porque algunos medicamentos para tratar la hipertensión protegen al riñón y al ojo del daño que produce la diabetes.
La primera causa de descontrol de la presión en hipertensos es el abandono del tratamiento, por lo que hay que insistir en el uso continuo de los medicamentos, considerando que la presión alta no se cura, sólo se controla.
Resultando incorrecto que algunos médicos suspendan el tratamiento en pacientes controlados.
El tratamiento actual se basa en fármacos más seguros y efectivos, se toman una sola vez al día y deberán administrarse de por vida, salvo suspensión temporal cuando el paciente se hipotensa.
Es importante resaltar que es muy clara la diferencia en el uso de medicamentos genéricos y originales. Idealmente y para beneficio del paciente sólo se deberían de utilizar los originales.
En casos de crisis hipertensiva es usual que se utilicen inadecuadamente medicamentos tanto por vía intravenosa como debajo de la lengua, éstos no fueron diseñados para ser aplicados en esa forma y pueden arriesgar la salud y la vida del paciente.
Fuente: Facultad de Medicina y Hospitales Universitario de Torreón, U.A. de C.
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