La obra se presenta desde hoy en Córdoba. Él y Rodrigo de la Serna encarnan a dos policías conflictuados.
15/06/2012 00:00
Por Natalia Torres
El ruido de fondo, los zumbidos que golpean en el fondo de los pensamientos e impiden actuar, los ladrillos que se apilan en la pared de la frustración. Esa es la lluvia constante que le da título a la obra escrita por Keith Huff que tuvo una versión en Broadway protagonizada por Hugh Jackman y Daniel Craig y que hoy llega al Teatro Real (San Jerónimo 66). Esta vez, la dupla protagónica de Rodrigo de la Serna y Joaquín Furriel encarna a Dani y Rodo, dos policías unidos y repelidos a la vez por una amistad tan profunda como compleja.
“Rodo es un personaje que toda su vida estuvo bajo la sombra de la personalidad de su amigo que es como su hermano”, explica Furriel. “Es un ex alcohólico, con muchas ganas de que le vaya mejor en la vida, pero su amigo no lo acompaña, sino todo lo contrario: entorpece sus posibilidades. Vive en una actitud no sé si de sumisión, pero sí de cierto sometimiento, es solitario y sus únicos vínculos son su amigo y lo que su amigo logró, su familia, su mujer e hijos. Su familia es esa”.
Tantas latencias y tensiones desembocan en una escalada de conflictos en la que, como agrega Joaquín, “Rodo empieza a ocupar un lugar de sostén en la familia de Dani, hasta que en un momento se da cuenta de que está ocupando un espacio diferente al que siempre había ocupado, mientras su amigo va cediendo. La obra son 95 minutos en los que todo termina de manera inesperada y muy diferente a cómo se presenta al principio”.
–¿Se podría decir, entonces, que las moralidades de ambos se alejan de la división entre “buenos” y “malos”?
–El gran atractivo de la obra es esta situación en la que a uno no le interesa colocarse en un lugar moral. Por eso la obra es tan contemporánea, porque en la realidad que estamos viviendo ya no resisten más los personajes de una capa, de un solo color. Uno no puede decir “qué bueno éste” o “qué malo este otro”, porque también juega la moralidad del espectador. Por momentos, uno empieza a entender las cosas de otra manera y eso te corre del lugar que te resguarda como espectador. Cuando uno está en presencia de cualquier manifestación artística, uno separa las cosas en “bueno” y “malo” intentando controlar, decir que uno no lo haría.
–La escenografía es bastante despojada. ¿Cómo es moverse dramáticamente en un espacio tan abierto?
–Lluvia constante no necesita ese nivel de espectáculo, tiene una generosidad dramatúrgica que no necesita ningún agregado, es lo que es. Por momentos es un espacio donde ellos jugaban cuando eran chicos, por momentos están en Asuntos Internos de la policía, va variando en los 95 minutos. Y esa escenografía nos da a Rodrigo y a mi la posibilidad física, emocional y expresiva como para que sea un juego absolutamente teatral. No es una obra pasiva, si el espectador entra dentro de la historia, es un viaje entre todos. No es un “ego-trip”, eso del actor pavoneándose en el escenario. Acá la obra nos sostiene y con Rodrigo hemos logrado un vínculo y una madurez que no se logran muchas veces.
Del hospital a las piñas. El año pasado para Joaquín estuvo marcado por una experiencia laboral que él define como “muy enriquecedora”: la de ponerse al frente de Residentes, un reality que seguía cámara en mano las frenéticas peripecias de un grupo de jóvenes médicos en distintos hospitales públicos.
“Fue muy intenso, tenía muchas ganas de hacerlo y me gustó mucho formar parte de un programa que visibilizaba otro tipo de juventud. En esa época, había como cierta desidia, una cantidad de jóvenes en realities que lo único que querían era ser famosos por el simple hecho de estar en televisión, sin ningún contenido ni ningún bagaje de nada”, repasa Furriel.
Es así que, para él, su trabajo en Residentes tomó una dimensión especial. “Me pareció que dentro de mis valores era dar importante hacer lo posible para que se pudiera ver que hay muchos jóvenes a los que la televisión no muestra que están muy comprometidos con la realidad de nuestra sociedad y no ese grupo de gente ociosa, efímera, que en los realities trata de buscar un atajo para lo que se supone que es un entendimiento de la felicidad, la notoriedad o el éxito”, explica.
–Ahora te estás preparando para participar en la próxima novela de Pol-Ka, “Sos mi hombre”.
–Sí, estoy muy entusiasmado con eso. En realidad es como un divertimento, una participación especial de dos meses, pero si no hago de boxeador ahora ya no lo voy a poder hacer nunca más (risas). Me pareció divertido hacerlo, teniendo en cuenta que el año que viene voy a hacer un unitario en Pol-Ka, que si todo marcha bien va a ser muy interesante. Así que cuando Adrián (Suar) me ofreció esta posibilidad me pareció que era algo que podía hacer. Pasa que no podía comprometerme con una tira diaria porque no puedo estar de lunes a viernes en Buenos Aires. Espero ganar valor y coraje para poder ponerme al frente de Luciano Castro en un ring (risas). Estoy haciendo entrenamiento diario de box y después voy al gimnasio.
–¿Se puede adelantar algo del unitario que harás el año que viene?
–Según tengo entendido, transcurre en el mundo de los abogados bonaerenses. No tengo mucho más para decir, pero por los nombres que se manejan para el elenco aspira a ser un programa importante el año que viene. Todavía no los puedo nombrar, pero va a ser un elenco muy potente. Y en marzo estoy estrenando en el Teatro San Martín Final de partida, de Samuel Beckett, en la que voy a volver a tener el enorme privilegio de volver a trabajar con Alfredo Alcón.
Tres funciones. Lluvia constante se verá hoy, mañana y el domingo en el Teatro Real a las 21. Las entradas salen 175 pesos (platea fila 1 a 9), 165 (fila 10 a 16), 155 (primer nivel), 135 (segundo) y 105 (tercero).
Fuente: http://www.diaadia.com.ar/show/joaquin-furriel-anticipa-lluvia-constante
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