En el estudio participaron 282 personas, de las cuales 141 habían seguido un tratamiento de radioterapia para un tumor de cabeza y cuello, y 141 formaban el grupo de control que nunca se había sometido a un tratamiento que pusiera en peligro su audición. Se realizaron pruebas auditivas a todos los participantes, y completaron cuestionarios indicando si percibían algún tipo de pérdida de audición y, si era así, cómo afectaba en sus vidas.
Se diagnosticó una pérdida de audición a 102 de los participantes que se habían sometido a radioterapia (el 72,3%), y a 69 sujetos del grupo de control (el 48,9%). La pérdida de audición de severa a profunda se daba en el 6,4% de los casos en el oído derecho, y el 8,5% ocurría en el oído izquierdo en el grupo tratado con radioterapia, en comparación con el 0,7% de pérdida auditiva en el oído derecho y el 1,4% en el oído izquierdo de los participantes del grupo de control.
Los participantes que siguieron el tratamiento de radioterapia tenían más probabilidades de tener una pérdida de audición más grave, 19,1% en comparación con el 2,8% del grupo de control. “Esto indica que, cuando ocurre, la pérdida de audición es sustancialmente más grave y más incapacitante tras el tratamiento de radioterapia”, subrayan los autores.
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