miércoles, 12 de agosto de 2009

Revisión de Música clásica | Cuarteto Miró Oír sonidos extraños y hacer buen uso musical de los mismos


Por James R. OESTREICH


Para muchos una obra musical puede parecer una desgracia, por lo general debido a que el compositor tuvo la intención de provocar o es simplemente incompetente.

Sin embargo, dos de los tres compositores representados en el programa que el viernes por la noche hizo el Cuarteto Miró en el Weill Recital Hall señaló la utilización de su propia aflicción de oído, los acúfenos, para generar empatía y comprensión.


Brent Michael Davids del "Cuarteto Tinnitus," en su estreno en Nueva York, evocó el sonido ronco y el timbrear que caracterizan a su condición. El Sr. David escucha constantemente una A aguda, dice, y la reproduce a una octava más baja durante la mayor parte de este trabajo de 16 minutos de duración. Como un tono sostenido poco a poco se desplaza de un instrumento a otro, el resto de sonidos juegan a su alrededor, produciendo chirriantes trémolos, deslizamientos y raspaduras en la pista que semejan otras aberraciones auditivas.


Melodías repetitivas, de respiración corta irrumpían de vez en cuando y llegaban a dominar en lo que podría llamarse una apoteosis. Pero la verdadera apoteosis continuaba con el tono del acúfeno rodeado de sugerencias del chirrido de los grillos.




El Sr. Davids, es un indio Mohicano cuyo nombre es Blue Butterfly, dice en el programa que los grillos son compañeros que ha elegido. Ellos enmascaran la aflicción, añade, lo que le permite "reducirlos de intensidad «por períodos de tiempo." Y la conclusión de este inquietante trabajo ilustra vívidamente el alivio que puede proporcionar.


Bedrich Smetana hace un breve y mas sutil uso del tono de sus acúfenos - en su caso una E - en su cuarteto autobiográfico, "De Mi Vida". Él lo llamó "el fatídico timbrear en mis oídos que anunció el comienzo de mi sordera". Aunque este trabajo musical hace un uso más tradicional de un cuarteto de cuerda, es un poco salvaje y de poderosos movimientos, especialmente en la sobrecargada interpretación del cuarteto Miró



Las otras actuaciones también se adaptan bien a la disparidad de estilos. Y el programa, con la apertura de un cuarteto temprano de Beethoven (Op. 18, N º 6), casi tuvo el coraje de sus convicciones. Beethoven, después de todo, se volvió sordo también.

Pero si el deterioro de hecho tomé el momento en del Opus 18 de Beethoven fue publicado, en 1801, seguramente todavía no había llegado a impregnar la conciencia de su composición.

Fuente: The New York Times/arts
Publicado: Octubre 31, 2005

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